La aventura de casarse con una portuguesa

Después de pensarlo un poco, y con motivo del primer aniversario de mi boda, decidí escribir este post para contar mi historia sobre como conseguí casarme con mi novia, nacional del país vecino, o sea, Portugal. Pero la razón principal de escribir esto es para alertar a todas aquellas personas que decidan, como yo, unir su vida a la de una persona que no tiene nacionalidad española. Digo alertar, que no alarmar, ya que no hay nada de malo en hacerlo, simplemente que tienen que ir prevenidos ya que burocráticamente no es tan fácil como parece que debería serlo. Por eso, si estás en el grupo arriba descrito, te animo a que leas todo el post. Si no lo estás, pero te gustan las aventuras, léelo también.

Todo empezó en semana Santa del 2011, cuando anunciamos a nuestros padres de que teníamos la intención de casarnos. Como es normal, todo el mundo se alegro mucho y nos preguntaron donde sería la boda, a lo que respondimos que sería en Lisboa, que es donde mi chica nació y ha vivido toda su vida.

Después del anuncio inicial nos pusimos poco a poco a organizar lo necesario para que la boda tuviese lugar hacia finales de Abril de 2012, que al final pospusimos hasta el 2 de Junio de 2012. Los preparativos que pensamos que eran más urgentes fueron encontrar un lugar donde hacer la cena, ya que la iglesia ya la teníamos muy clara dado que mi chica tiene vínculos fuertes con una iglesia del centro de Lisboa. Nuestro grave error fue no pensar que las cuestiones burocráticas (o sea, que Iglesia y Civil nos dejaran casar) podrían llevar un tiempo y algunos dolores de cabeza. De hecho, hablando con amigos que levaban poco tiempo casados nos decían que los papeles eran un “plis”, ya que en la iglesia se ocupaban de casi todo, y solo te pedían un certificado de nacimiento (y solo algunas veces). Claro, en nuestro caso nos estábamos casando dos personas de países diferentes, pero como que los dos países son de la Unión Europea pensamos que como mucho nos pedirían algún papel más que ellos no pueden conseguir por procedimientos internos… pero íbamos muy equivocados.

Una vez encontrado el lugar donde hacer la cena, nos pusimos a hacer las invitaciones al mismo tiempo que empezamos a mirar qué papeles haría falta pedir en cada uno de los países. En este momento empiezan dos historias de aventuras paralelas sobre como conseguir los papeles de la Iglesia y del Civil. Estas aventuras se unen al final, así que continua leyendo.

 

La aventura eclesiástica

Por la Iglesia nuestro caso era simple ya que los dos somos católicos practicantes y tenemos “todo en regla” (manera burda de decir que nos bautizamos, hicimos primera comunión y hasta confirmación). La pequeña complicación venía en que nos íbamos a casar en una iglesia que no era la parroquia de residencia de ninguno de los dos, con un capellán que no es el de esa parroquia y siendo mi chica residente en otra zona de la ciudad (i.e. perteneciente a una parroquia diferente).

Por todo esto, empezamos a recorrer los diferentes despachos parroquiales para preguntar qué era necesario, y abrimos un proceso de matrimonio en la parroquia de mi chica, con documentos sobre mi bautismo en España que previamente obtuvimos en mi parroquia de bautismo. Una vez el párroco dio el visto bueno –después de interrogarnos juntos y por separado–, nos dio unos papeles de debían ser firmados por los párrocos de la parroquia donde yo había sido bautizado y la del sitio donde yo vivo actualmente. En el documento se pedía que se hicieran proclamas en las misas para ver si alguien tenía algún inconveniente en que yo contrajera matrimonio con mi chica. El problema es que estas actuaciones son algo que ya no se hace en España. Para mayor problema, la parroquia donde yo fui bautizado no es la misma donde yo pertenecía cuando vivía con mis padres de pequeño, por lo que eso dio algunos problemas, pero se solucionaron rápido con buena fe y un poco de insistencia.

Una vez firmados todos los papeles resolvimos la parte de la Iglesia sin más problemas. El proceso costó un poco más de tiempo de lo esperado (cerca de 2 meses) pero no hubo grandes contratiempos. Lo mismo no se puede decir de la parte civil.

 

La aventura civil

Para casarse por la Iglesia en España o Portugal necesitas tener también los papeles que te permitan casarte por el civil. Los papeles del civil en Portugal se consiguen yendo al registro civil portugués (llamado “conservatória”) y abriendo un “processo de casamento”. Con tiempo (más de 6 meses de antelación) preguntamos qué tipo de papeles se necesitaban y yo me puse manos a la obra para conseguirlos en España. La mayoría de los papeles se pueden pedir online o en directo en el registro civil del lugar donde vives, y así lo hice, en mi caso en Barcelona. Uno de los papeles era un poco más extraño, ya que por internet no había información alguna sobre este papel, o cual era el equivalente en España. Este papel en Portugal se llama “capacidade matrimonial” y nos contaron en Portugal que básicamente certifica que yo estoy soltero y que, por tanto, me puedo casar. Para saber qué necesitaba decidí llamar al registro civil de Tarragona, mi ciudad natal, donde finalmente me cogieron el teléfono y me informaron de que este documento no se hacía en España, y que lo equivalente era el certificado de “vida y estado”, que certifica que estoy vivo y soltero. También me dijeron que podía pedirlo en el registro civil de Barcelona. Al presentarme en el registro civil de Barcelona fui a la máquina táctil donde se emiten las papeletas para que te atiendan en las diferentes secciones del registro. Aparentemente también había una garita de información, aunque el primer día no la vi. En la máquina solo había 3 opciones, que creo recordar que eran: certificados, registro de nacimientos y otra que no recuerdo (quizás defunciones?). Yo consideré que como lo que quería era un certificado de capacidad matrimonial (o de fe de vida y estado, según me dijeron) me puse en la cola de certificados.

Al atenderme, el señor de la sección de certificados escuchó mi explicación (que me iba a casar en Portugal, que necesitaba una capacidad matrimonial, que había llamado al registro civil de Tarragona y me habían mandado allí para pedir un certificado de vida y estado, …) y sin decir mucho más que asentir a lo que le dije, me emitió un certificado de vida y estado, que aseguró que estaba en “modelo internacional” que era lo que necesitaba para Portugal. Todo contento (porque todo había sido bien fácil) me fui con mi certificado.

Acto seguido, mandamos copias escaneadas de todos los papeles que yo necesitaba para Portugal de manera que los padres de mi prometida pudieran comprobar que eran correctos.  Después del segundo viaje a la “conservatória” de Lisboa (la primera vez les recomendaron que pidiéramos la reemisión de mi certificado de nacimiento, ya que en el primero no aparecían los apellidos de mis padres) nos dijeron que todo estaba bien y ya solo faltaba que nos presentáramos nosotros  en persona para formalizar el proceso. Nosotros así lo hicimos en Semana Santa, que es cuando conseguíamos estar los dos juntos en Lisboa. Ese día comenzaron las dudas, pero sin pensarnos que acabaríamos corriendo en el último minuto.

Resulta que después de esperar casi 3 horas nos tocó una funcionaria pública que cuando le dijimos que yo era español ya hizo mala cara. Entonces, al entregarle los papeles, empezó a mirárselos todos con lupa hasta que llegó a mi “fe de vida y estado”. En ese momento se levantó y empezó a hurgar en unos cajones buscando alguna cosa. Finalmente volvió y nos dijo que ese papel no “parecía correcto” ya que el modelo internacional que ella esperaba que hubiéramos traído estaba hecho según un convenio de varios países en Viena, por allá al 1978, mientras que el convenio internacional del nuestro se había hecho en París unos años antes. Dada su aprensión a los extranjeros los dos nos pensamos que ella estaba simplemente con ganas de causar problemas y le dijimos que ya habíamos preguntado en España y nos habían dicho que era este el papel que necesitábamos y que no había nada más que nosotros pudiéramos conseguir. Además, también le dijimos que dos veces anteriormente los padres de mi chica habían preguntado allí y les habían dicho que ese era el papel bueno. Entonces ella se giró a la compañera de al lado y le enseñó el papel. Esta funcionaria enseguida dijo que sí que era el papel correcto.

Dadas estas respuestas la funcionaria inició el proceso, nos cobró todas las tasas, y nos dijo que en un mes nos dirían alguna cosa (por entonces faltaban unos 2 meses para la boda). La guindilla de la actitud de esta funcionaria fue que ella escribiera encima de nuestros documentos la fecha de la boda, seguida de 3 signos de interrogación. Al salir de allí empezamos a mal-hablar de la señora, pero sin pensar que realmente nos faltase nada, ya que nosotros habíamos hecho/pedido todo lo que nos habían dicho en el registro civil de Tarragona y Barcelona.

Entonces pasaron varias semanas sin noticias, tiempo que nosotros dedicamos a preparar todas las cosas de la boda, que no son pocas. Entonces, a principios de mayo mi prometida se fue por 2 semanas a Mozambique para dar unas clases en la Universidad. El día que ella se fue recibimos sendas cartas en Portugal y en Barcelona procedentes de la “conservatória” de Lisboa diciendo que para terminar el proceso faltaba que entregáramos la “capacidade matrimonial”. La carta nos llegó cuando yo estaba también de viaje de negocios y no fue hasta el viernes de esa semana que volví a Barcelona y llevé la carta al registro civil, para preguntar porqué el documento que me habían dado no estaba siendo aceptado en Lisboa. La sorpresa fue mía cuando en la garita de información del registro civil (esta vez vi que había una cola que iba a parar a unas señoras, con un cartel de “información” por encima) me dieron un boleto para hacer cola en una sala que solo ellas podían dar, ya que esa opción no existe en la pantalla táctil. Ese boleto era para la sala de matrimonios civiles. Yo nunca habría pensado que tuviese que ir allí ya que a) me casaba en Lisboa, b) me casaba por la iglesia y c) mi matrimonio era con una persona comunitaria, por lo que esperaba que no hubiera necesidad de mucho papeleo en España. Después de una espera razonable me dijeron que el documento de “capacidade matrimonial” efectivamente si que existe en España y que básicamente es el documento que se entrega al final de hacer todo un proceso de matrimonio en España. Espera! Pero para casarme en Portugal tengo que hacer todo el proceso en Portugal, y también en España? Pues sí… y este tarda en España entre 2 y 4 meses en hacerse! Supongo que os dais cuenta de mi sorpresa que me digan esto cuando faltan poco más de 3 semanas para la fecha de la boda. Esa mañana empezó para mi la maratón que llevó a podernos casar finalmente el día que teníamos previsto… espero que aun estéis aquí leyendo, ya que esto se pone interesante.

Después de preguntar muchas cosas y de patalear un poco me dijeron que lo más rápido que podrían hacer los papeles era con 15 días hábiles, lo cual quería decir que sábados y domingos no cuentan y que si hay algún día de fiesta en medio (lo había) tampoco cuenta. Para que tuviéramos los papeles a tiempo (el día antes de la boda) solo podíamos conseguirlo presentando todos los papeles (y mi promedita presente, que estaba en Mozambique) el lunes de la semana siguiente (recuerda que estábamos en viernes).

Ese fin de semana no fue fácil… a parte de hablar mucho por teléfono entre Portugal y Mozambique estuvimos mirando opciones que nos permitieran casarnos la fecha que habíamos previsto. A nosotros no nos importaba mucho atrasar la boda, pero teníamos a unas 50 personas que venían de España y otros países con billetes ya comprados de hacía muchos días, que no estarían muy contentos con la noticia (y claro, nos achacarían a nosotros el hecho de no haber planeado con tiempo las cosas). Las opciones que tratamos fueron dos: Por un lado hablamos con el capellán que nos iba a casar, que nos dijo que no podríamos hacer la boda por la iglesia sin tener los papeles del civil, ya que de hacerlos así sin ser un caso de fuerza mayor (esos que normalmente pasan en los hospitales) él y nosotros nos podíamos poner en serios problemas. La otra opción era casarnos en Dinamarca, llamado Las Vegas europeo. Este país Europeo tiene menos reparos que todos los otros en dar la bienvenida a parejas que con dos o tres papeles (los cuales teníamos, todos en modelo internacional) podrían casarse en un día por el civil. Yo ya casi estaba mirando vuelos para irnos a Copenhagen la semana siguiente y hasta hablé con un par de empresas que nos podían arreglar el papeleo en Dinamarca.

El lunes siguiente yo volví al registro civil para comenzar a pedir los papeles restantes para Dinamarca y llevé uno de ellos a apostillar y otros a traducir, según me indicaron (esta vez me atendió un chico más joven que me trató fantásticamente). Aprovechando la visita hablé con otros responsables que me aseguraron que con menos de 15 días no se podría hacer nada. Parece como si el proceso que íbamos a abrir tuviera que “ganar polvo” durante 3 semanas para que estuvieran seguros de que nosotros realmente podíamos casarnos. Lo bueno de estar tantas horas en la cola de matrimonios del registro civil de Barcelona fue ver como es la realidad actual de las parejas internacionales que pretenden casarse en este país, todos tratados con la presunción de que queremos engañar a alguien, para obtener la nacionalidad, o algo similar. Lo curioso es que nosotros tuviéramos que hacer lo mismo aunque fuésemos los dos comunitarios.

No recuerdo si fue el mismo lunes o el martes de esa semana que recibimos las primeras buenas noticias en esta aventura. En Lisboa, los padres de mi prometida fueron varias veces a la “conservatoria” de Lisboa para protestar por lo ocurrido (que nos dijeran primero dos veces que todo estaba correcto y después nos dijeran que no cuando ya no había tiempo de respuesta). Después de hacer mucho ruido la juez/conservadora que llevaba nuestro proceso les dijo que conseguiría poder aceptar nuestro casamiento sin ese papel siempre que yo hiciese una declaración jurada en el consulado portugués de Barcelona y los padres de mi prometida hicieran algo similar enfrente de ella. Eso ya eran muy buenas noticias, siempre que en el consulado aceptaran hacer algo similar.

Después de ir al consulado y hablar con el vicecónsul y otra gente por teléfono varias veces yo fui a hacer dicha declaración. En mi caso fue bastante fácil, pero en el caso de los padres de mi prometida estuvieron más de tres horas declarando enfrente de la juez/conservadora de manera conjunta y separadamente, como si lo que se estuviera poniendo en cuestión aquí fuera algún acto criminal.

Con ese procedimiento ya solo faltaba una cosa, que nosotros obtuviéramos un documento del registro civil de Barcelona diciendo que teníamos el proceso en marcha pero que no nos lo podrían terminar (y darnos la capacidad matrimonial) hasta después de la fecha de la boda. Este era nuestro último obstáculo, que no teníamos claro que nos quisieran dar, ya que esto implicaría que ellos redactaran una carta que no tiene ningún formulario predefinido y que por tanto les llevaría algunos minutos, los cuales quizás no querrían gastar. Estábamos equivocados ya que las señoras que nos atendieron el día que fuimos allí a llevar todos los papeles (yo, mi prometida y un testigo para asegurar que somos gente “de bien”) se prestaron perfectamente a hacernos ese papel y se pusieron muy contentas de que todo pudiese acabar bien.

Por cierto, para conseguir iniciar este proceso de casamiento en España, teníamos que adjuntar un papel certificado por Portugal, diciendo que mi prometida estaba soltera, os suena de algo?

Pues resulta que este papel no se emite en Portugal, ya que el hecho de estar soltero se sobreentiende por el hecho de que no ponga en tu documento de identidad que estás casado… un poco rocambolesco, no?

Suerte tuvimos que en el consulado de Portugal en Barcelona sí que nos pudieron hacer el papel, siempre que mi prometida se registrara primero como residente en España, lo cual en ese momento no era estrictamente verdad (ahora sí).

Con el registro de que habíamos entregado todos los papeles necesarios para la capacidad matrimonial y la carta del registro civil de Barcelona diciendo que el documento final lo tendríamos una semana después de la boda pudimos desbloquear el proceso matrimonial en Lisboa y obtener el documento que nos permitiera casar por el civil (y por tanto, también por la iglesia) en el día que nosotros habíamos inicialmente planeado.

La boda, de hecho, aconteció en el día previsto y fue todo muy bien. Lo único que quizás no nos acompañó fue que aun y realizarse en Junio, dentro de una semana en que hizo temperaturas de hasta 40 grados en Lisboa, la mañana de la boda estuvo lloviendo!

 

Cuando la Iglesia se junta con el civil

Os pensabais que todo acababa con la boda? Pues no. Como sabéis, en España toda familia tiene un “libro de familia”. Para conseguir dicho libro estuve preguntando en el registro civil de Barcelona (en este caso una cola diferente y otra sala) y me dijeron que “en principio” me lo tenían que dar en el consulado de Lisboa, ya que la boda la habíamos realizado allá. En el consulado de Lisboa, el día que fuimos a preguntar por el libro no estaba la persona adecuada y la que allí estaba nos dijo que no sabía nada, pero que trajéramos unos documentos firmados, conjuntamente con el certificado de matrimonio emitido por la “conservatória” de Lisboa, y luego se vería.

Después de un mes de nuestra boda fuimos a la “conservatória” de Lisboa para preguntar el estado de nuestro certificado de matrimonio. Allí hablamos con la persona que, en principio, lo había gestionado, la cual nos dijo que todo estaba en orden y que ya se había mandado todo a casa de los padres de mi esposa en Lisboa. De todos modos, nos dijo, si queríamos una copia para traerla ese mismo día al consulado (aprovechando que estábamos en  Lisboa en un día laboral, cosa extraña) podíamos ir a la parte de certificados para que nos emitieran una copia. En la parte de certificados la funcionaria no encontraba nada en el sistema que indicara que nosotros nos habíamos casado y, después de llamar al despacho de la mujer que nos había atendido primero, nos mandó de vuelta para ese despacho diciéndole a la mujer al teléfono: “ellos son jóvenes y parecen ser simpáticos, seguro que lo entienden”. Os podéis imaginar lo que pasó por nuestra cabeza al oír eso? Quizás nuestra boda había sido anulada? Al no tener el papel de la capacidad matrimonial quizás anularon todo sin decirnos nada (y después de darnos los papeles para casarnos) y ahora resultaba que pondrían al párroco en la cárcel y a mi extraditado a España?

Bueno, la realidad no fue tan macabra. Resulta que hace unos años tuve que eliminar mi segundo nombre de mi certificado de nacimiento ya que, por error, allí figuraba un segundo nombre que no figuraba en ningún otro documento de los que tengo, y que tuve que eliminar ya que esto estaba dando problemas para emitir el certificado de mi doctorado. Debido a que la documentación recibida por parte de la iglesia  (basada en mi certificado de bautismo, con mi segundo nombre) y la documentación del registro civil, basada en mi nombre actual (sin mi segundo nombre) ,no coincidían, el proceso de emisión del certificado de matrimonio se había bloqueado otra vez.

Esta vez no tuvimos que hacer nada ya que la Iglesia donde nos casamos se encargó de arreglar las diferencias y en unas semanas ya recibimos la carta diciendo que estamos casados en Portugal.

Con esta carta solo los quedaba formalizar la boda en España, para lo cual fuimos al consulado Español en Lisboa. Allí nos aceptaron los papeles y me hicieron rellenar un formulario para registrar la boda y emitir el libro de familia. Al cabo de unas pocas semanas nos avisaron de que el libro ya estaba listo y mis suegros lo fueron a buscar en nuestro nombre. La sorpresa fue de ellos cuando vieron que yo me había transformado en vasco! O sea, que en todas partes del libro de familia mi nombre figuraba como “Xabier”, y no “Xavier”, como en mi documentación y los papeles que rellenamos al pedirlo. En este caso tampoco fue gran problema para los funcionarios del consulado arreglar el error. Simplemente cogieron una barra correctora (typex) y borraron la “b” para escribir una “v” por encima. Resultado, ahora tenemos un libro de familia con typex oficial. No me imagino si algún día necesito usarlo que no me digan que yo lo he modificado en casa…

 

Moraleja

Si has llegado hasta aquí es bien porque nos conoces o porque estás en una situación similar y te interesa lo que nos pasó y como lo arreglamos. Si es el segundo caso, te recomiendo que peguntes mucho, y en todos los sitios, ya que la impresión que hemos tenido de esta aventura es que hay muchos empleados públicos que debido a la monotonía del día a día no están tan alerta como deberían cuando se les pide alguna información que no tengan en la parte frontal de su cerebro (lo que usan más) y es muy posible que te informen mal. Solo preguntando mucho y siendo un poco pesado es posible que no tengas que pasar por lo que nosotros hemos pasado, lo cual no lo recomiendo a nadie. La segunda recomendación es que revises todos los papeles que te den 3 veces, ya que muchas veces te darán papeles incompletos o con errores.

Ah, me olvidaba. Deja tus comentarios en la parte de debajo de este blog. Nos gustaría saber que opinas de nuestra aventura y, si estás en una situación similar, ver si te podemos ayudar en alguna cosa (ni que solo sea para decirte con que funcionario no deberías de hablar si vas al registro civil de Barcelona o a la “conservatória” de Lisboa).

 

Últimas notas

No quería acabar este blog sin contar que el gobierno Español contestó a una reclamación que hice sobre la mala información recibida en el registro de Barcelona. Se pusieron en contacto conmigo dos veces por email. Una primera vez para informarme de que mi proceso estaba aun abierto y una segunda para darme la información de lo ocurrido. Tengo que decir que efectivamente debieron investigar como fue la situación y espero (tal como dicen) que apliquen medidas para intentar que esto no le ocurra a nadie más en el futuro.

 

 

You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

1 Comment »

 
  • Denis says:

    Bueno por suerte que me casé en mi país con una connacional así es que no pasé por ninguno de los problemas que describes, pero puedo decir que tu historia es lo más parecido que he leído a las novelas y cuentos de Franz Kafka. Por otro lado, creo que los eventos descritos le van a dar un significado muy especial a tu matrimonio, felicidades!!

    Denis Parra

 

Leave a Reply

XHTML: You can use these tags: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <strike> <strong>